La Selección de fútbol de Estados Unidos caía 1-0 ante Yugoslavia y redondeaba una actuación triste, casi ridícula en la Copa Mundial de la FIFA Francia 1998, los norteamericanos serían sotaneros en la justa. Aquel día, "algo" se "rompió" en un muy joven Sunil Gulati, entonces directivo de la US Soccer (actual jerarca de esta institución) y junto con Alan Rothenberg, entonces presidente del organismo futbolero, emprendieron un plan para cambiar para siempre la historia del balompié en esta orgullosa nación.
La cúpula mayor del futbol estadounidense se puso manos a la obra y encomendó un extenso diagnóstico de la situación de este deporte en la nación norteamericana, todo en aras de lograr trascendencia en este ámbito. El resultado de estos esfuerzos se tradujeron en el llamado "Reporte Q", en atención a Carlos Queiróz, el portugués responsable de este proyecto y actual técnico de la Selección de Irán. La meta era "sencilla": lograr ser Campeones del Mundo en Sudáfrica 2010; no obstante, una adecuación tras la participación en Alemania 2006 replanteó el dorado objetivo para la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014.
¿Es tangible la meta? ¿Estados Unidos está para lograr algo importante en la justa veraniega? Sonará a lugar común: en un Mundial, no hay nada escrito. Es cierto, las posibilidades para cualquiera son amplias, hasta cierto punto; no obstante, la realidad no ofrece un destino concreto para el equipo que dirige Jürgen Klinsmann, que llega a Brasil 2014 con una sólida base de jugadores pero con dudas acerca de cuál es el verdadero techo técnico de esta escuadra.
La gran diferencia respecto a aquella timorata selección de Francia 1998 es justamente la base lograda en esta escuadra: ahora ya hay, por lo menos, dos jugadores "de cajón" que son de Clase Mundial, existe cierto respeto por este conjunto en todos los ámbitos, amasado por Copas del Mundo y Copas Confederaciones, hoy Estados Unidos está lejos de ser la comparsa que fue en aquella ocasión y no hay miedo de decirlo: está más cerca de ser Campeón que de repetir la vergonzosa actuación en el país galo. Sin embargo, esto no quiere decir que la selección de las barras y las estrellas tenga argumentos necesarios para ser candidato, además de que hay tres obstáculos muy fuertes en el camino y de entrada en Brasil 2014 dentro del Grupo G: Ghana, Portugal y, un muy pero muy viejo conocido en estas instancias, Alemania.
Estados Unidos se encuentra en el que bien podría ser el "tercer Grupo de la Muerte" en este Mundial. Los norteamericanos apelan a su histórico equilibrio como su carta más fuerte para hacer frente a la explosividad ghanesa, el talento portugués y la aplanadora teutona. No hay una línea que sobresalga en demasía más que la otra, es más, es muy probable que los pupilos de Klinsmann tengan una actitud camaleónica en la fase de grupos, depende de las circunstancias que el rival ofrezca.
Omar González llega como una de las grandes figuras de este conjunto a su primer Mundial, el llamado a ser el relevo del legendario Bocanegra en una zaga perfectamente competente. Michael Bradley es la puerta de entrada de una media cancha muy talentosa, con elementos a considerar que igual tienen sacrificio y visión para el ataque, como Clint Dempsey, Sacha Kljestan o Jermaine Jones, sin olvidar por supuesto, a una delantera suficientemente letal como para perforar a la mejor zaga del orbe, comandada por un consolidado Jozy Altidore y un inspirado Chris Wondolowski, con el probable respaldo de la leyenda Landon Donovan, si así lo considera el técnico Klinsmann.
Pero no solamente el reconocimiento internacional es costumbre en esta selección desde 1998, también lo es su tranquilidad para avanzar a un Mundial. Estados Unidos completó una eliminatoria poco brillante pero muy práctica y contundente. Los norteamericanos batallaron para alcanzar el Hexagonal Final de Concacaf, pero una vez instalados en esa fase, el equipo de las barras y las estrellas no tuvo mayores contratiempos para ser el primer conjunto del área en lograr el boleto a Brasil 2014, en una instancia donde también clasificaron Costa Rica y Honduras, además de México, que fue relegado al Repechaje y Panamá y Jamaica, que se quedaron con las manos vacías.
La gran incógnita se erige sobre el entrenador Jürgen Klinsmann, quien regresará a la banca de una Copa del Mundo después de ocho años, cuando llevó las riendas de la Selección de Alemania en el torneo que la "Mannschaft" organizó en 2006 (tercer lugar). Este será el punto cumbre de la carrera de "Klinsi", quien desde su retiro como jugador, no ha ocultado su interés y su predilección por el modo de vida californiano. De hecho, ha radicado en los Estados Unidos desde que abandonó las canchas y solamente sus compromisos como técnico de la selección teutona y el Bayern Múnich le sacaron de su residencia en Malibú, California. Con más tragos amargos que satisfacciones, Klinsmann buscará tener su apogeo en Brasil con una selección sedienta de triunfo en el máximo torneo deportivo, donde en nueve participaciones previas, solamente ha destacado un tercer lugar conseguido en Uruguay 1930, con un plantel enteramente escocés, lejos de las circunstancias del futbol actual, todavía más lejos de un "Reporte Q".
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