La selección de las barras y las estrellas busca trascender en uno de los grupos de la muerte La Selección de fútbol de Estados Unidos caía 1-0 ante Yugoslavia y redondeaba una actuación triste, casi ridícula en la Copa Mundial de la FIFA Francia 1998, los norteamericanos serían sotaneros en la justa. Aquel día, "algo" se "rompió" en un muy joven Sunil Gulati, entonces directivo de la US Soccer (actual jerarca de esta institución) y junto con Alan Rothenberg, en tonces presidente del organismo futbolero, emprendieron un plan para cambiar para siempre la historia del balompié en esta orgullosa nación. La cúpula mayor del futbol estadounidense se puso manos a la obra y encomendó un extenso diagnóstico de la situación de este deporte en la nación norteamericana, todo en aras de lograr trascendencia en este ámbito. El resultado de estos esfuerzos se tradujeron en el llamado "Reporte Q", en atención a Carlos Queiróz, el portugués responsable